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¿Realmente puede un móvil dañar la banda magnética de una tarjeta bancaria?

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Es algo que hemos oído mil y una veces. No hay que dejar nuestras tarjetas bancarias cerca de los teléfonos móviles porque estos las “desmagnetizan” dejándolas inservibles. ¿Qué hay de cierto en ese mito moderno? La respuesta depende de varias cosas, pero sobre todo, del tipo de tarjeta.

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Cuestión de magnetismo

Las bandas oscuras de nuestras tarjetas están formadas por una matriz de partículas ferromagnéticas incrustadas en un soporte de resina y alineadas de una manera determinada mediante magnetismo. Podemos pensar en ello como si fuera una especie de código de barras hecho de un fino polvo metálico. Las partículas forman líneas y estas codifican nuestros datos, sean los de la cuenta corriente o nuestra ficha de socios en una tienda.

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Lo primero a tener en cuenta es que la banda magnética de las tarjetas es eso, magnética. Suena a perogrullada, pero sirve para descartar todas las leyendas urbanas sobre si la desmagnetización se produce solo cuando el teléfono hace una llamada, cuando recibe un mensaje o cuando está conectado a una red WiFi. Las partículas de la banda magnética están alineadas mediante magnetismo, y solo un campo magnético lo bastante fuerte puede moverlas. Ahora bien ¿Los teléfonos tienen imanes?

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La respuesta es sí, pero probablemente no dónde crees. El imán más relevante que puede encontrarse en un smartphone está en el altavoz interno. En teoría, el campo magnético de este componente podría servir para dañar una tarjeta bancaria, pero aquí es donde entra en juego un segundo dato: la coercividad de la tarjeta.

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¿Banda negra o banda marrón?

Las tarjetas bancarias actuales son de dos tipos: de alta coercividad (Hico) y de baja coercividad (Loco). Las primeras suelen estar hechas de materiales como la ferrita de bario, y las segundas se componen de óxido de hierro. Es fácil distinguirlas a simple vista porque, salvo que el fabricante haya querido darles un tinte diferente por motivos estéticos, las de alta coercividad son negras, y las de baja coercividad son marrón oscuro.

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Si echas un vistazo a tu cartera, descubrirás que todas tus tarjetas importantes (como las del banco o la tarjeta sanitaria) tienen la banda negra. Por su parte, las tarjetas menos relevantes, como las de fidelización del supermercado o la tarjeta del hotel en que te alojas, tienen la banda marrón.

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La diferencia fundamental entre unas y otras es que las de baja coercividad se codifican mediante un campo magnético de baja intensidad, mientras que las de alta coercividad se codifican con un campo magnético mucho más fuerte. A resultas de ello, las de alta coercividad necesitan un campo magnético también mucho más fuerte para que sus datos resulten alterados.

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La cuestión es que los campos magnéticos de los smartphones sencillamente no tienen la fuerza suficiente como para modificar una banda magnética. En Questline explican lo siguiente:

En general, hace falta un campo magnético de 1.000 gauss para alterar la banda magnética de una tarjeta. Por ponerlo en perspectiva, una máquina de resonancia magnética emite un campo de 15.000 gauss. La intensidad del campo magnético de los imanes típicos que encontramos en casa no suele superar los 100 gauss. El campo magnético de un smartphone tiene entre 1,2 y 10 miligauss. En otras palabras, es extremadamente improbable que una tarjeta se pueda dañar solo por estar en contacto con un smartphone.

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En resumidas cuentas: ¿Puede un móvil desmagnetizar una tarjeta con banda magnética hasta dejarla inservible? La respuesta genérica es no. Quizá podría ocurrir con una tarjeta de baja coercividad como las de los hoteles, pero a día de hoy no hay pruebas al respecto más allá de las personas que juran que les ha ocurrido.

En la mayoría de estos casos, lo que ocurre es que la banda magnética recibe un daño físico por culpa de un lector sucio o por llevarla suelta en el bolsillo. En ocasiones, hasta un leve arañazo que pasa desapercibido a simple vista puede producir un error en los datos codificados en la banda.

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Una tecnología en extinción

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De hecho, la banda magnética es una especie condenada a extinguirse. A día de hoy ha sido ampliamente superada por los chips RFID de las tarjetas modernas, que ofrecen mayor seguridad a la hora de almacenar nuestros datos, y no requieren deslizar la tarjeta para leerla (basta con acercarla), por lo que son menos sensibles al daño físico.

Un último apunte. Los smartphones no pueden dañar una tarjeta bancaria, pero los imanes sí, si son lo bastante potentes. Todo depende de cuánto tiempo pase junto al campo magnético y lo que movamos este. En general, mejor alejar las tarjetas de los imanes, pero es seguro llevarlas con el smartphone siempre y cuando no las rallemos.